Los días 4 y 11 de febrero tuve la oportunidad de acudir al
IES Selgas (El Pito, Cudillero) para hablar, al profesorado implicado en el
Contrato Programa, de aplicaciones disponibles para presentar información de una manera diferente. Además de otras muchas cosas, estas
dos charlas me han permitido volver al lugar al que, hasta el momento, he dedicado más horas de mi profesión como docente (no en vano, fue mi destino definitivo desde septiembre de 1997 hasta junio de 2010 siendo profesor de Música todos esos años pero también Jefe de departamento -Música y Extraescolares-, miembro del Consejo Escolar, coordinador del Proyecto de Apertura y Jefe de Estudios durante mis últimos 6 años en el centro)
Fue emotivo volver y reencontrarme con el edificio, en perpetuo estado de obras, y con gran parte del equipo docente con el que tuve la ocasión de convivir cada día durante 12 intensos años. De hecho, llegó a quebrarse la voz y resultó difícil comenzar y dar las gracias, no sólo por haberme invitado, sino por tantas y tantas cosas...
Como se puede apreciar en la imagen, el IES Selgas se encuentra enclavado en un lugar privilegiado, próximo a la costa asturiana. Este edificio, que bien podría ser un colegio privado inglés, se encuentra situado en la localidad de El Pito y eso supone que más del 90 % del alumnado que acoge deba utilizar transporte escolar cada día. No debemos olvidar, además, que, a pesar de su imagen, se trata de un instituto bastante reciente (apenas 20 años desde su fundación) y que, antes de su existencia, una mínima parte de la población escolar de la zona no finalizaba los estudios de secundaria.
Han pasado seis años desde mi última clase en el Selgas, tiempo suficiente para ver las cosas con perspectiva y para que, de forma natural, me salga IES Emilio Alarcos y no IES Selgas cada vez que escribo un documento o actualizo la página web del centro. Es, también, tiempo suficiente para, desde fuera, poder valorar como merece un centro educativo que es un ejemplo a imitar en muchas cosas y que, sobre todo, es como una gran familia (y, como toda familia, con sus altos y bajos, encuentros y desencuentros e, incluso, sus ovejas negras)
Entiendo que la lucha diaria con un edificio lleno de "trampas ocultas" (eso que en España llamamos chapuzas), con un entorno socioeconómico difícil y con pocas posibilidades de futuro, con unas familias sin tradición educativa que quieren pero no sabe cómo ayudar a sus hij@s y con un alumnado que, en un porcentaje elevado, presenta dificultades en el aprendizaje, resulte agotador pero, visto desde fuera, no puedo sino elogiar, aplaudir y apoyar a un equipo docente que, liderado por su equipo directivo, y especialmente por Ana I. Peláez, la que -no lo olvidemos- ha sido Directora del Centro desde su creación allá por 1995, ha transformado este "recinto carcelario" (como solían decir nuestros alumn@s hace una década) en un lugar amable y acogedor en el que apetece estar y convivir, un centro educativo único, con personalidad.
Justo mientras escribía este post, he recibido la solicitud de amistad en Facebook de Cristina, una exalumna del Selgas que, según me cuenta, está de Erasmus en Padova; Aida y su aula itinerante; Pablo, el más internacional y políglota de mis exalumnos; Estefanía en su Parlamento; Sofía y su doctorado en Física; Alexia y sus encuentros en el autobús; Eva, Mónica y Tony, en el día de su cumpleaños, y tantos y tantas que siempre llevarán, llevaremos, esta gran familia en el corazón. Porque, además de un edificio emblemático, el Selgas guarda un poco tod@s los que por allí hemos pasado, l@s que allí hemos crecido.
Sí, es cierto, hay días oscuros, esos en los que las nubes grises amenazan lluvia y parece que el sol no volverá a aparecer pero también hay muchas sonrisas y muchos buenos momentos y, además,
¡el patio ya no es tan gris!
Así que, querid@s compañer@s, gracias por todo; tenéis todo mi apoyo y mi cariño y ya sabéis dónde estoy para lo que necesitéis.
A seguir valientes y que la FUERZA os acompañe en este precioso proyecto, FRAN.